
La invitación rezaba más o menos asÃ: Porsche quiere que seas parte de Miami LifeStyle, programa que pondrá a tu disposición un auto para que puedas probarlo durante dos dÃas por esta ciudad.
Con tamaño ofrecimiento no podÃa quedar indiferente. Un fin de semana a bordo de un Porsche por una de las ciudades más palpitantes del mundo no me lo perderÃa por nada. Nadie en su sano juicio, la verdad.
Decisión tomada, permisos concedidos, pasajes comprados, itinerario listo, ahora tocaba saber cuál serÃa el modelo que conducirÃa a mis anchas por esas cálidas tierras. Redoble de tambores… Ni más ni menos que el Porsche 911 Targa 4S, uno de los deportivos más bellos del fabricante de Stuttgart. Y asà me lo hizo saber varias veces durante mi estadÃa, haciéndose notar en un paisaje acicalado por Ferrari, Bentley, Lamborghini, Rolls-Royce, Ford Mustang (en exceso) y cuanto auto deportivo y de lujo se venga a la cabeza. Incluso, al parar en una de las tantas y hermosas marinas que tiene esta ciudad, un señor se me acercó a decirme esto mismo, que era el Porsche más lindo de todos.
Fiel al modelo original (1967), la lÃnea del 911 Targa es, probablemente, la más personal de todas, evoca deportividad y elegancia como ningún otro 911, y su ancho pilar B, con branquias laterales, una superficie de aluminio y el anagrama Targa, junto con un novedoso sistema de apertura del techo, hacen de él una versión muy apetecible.
El atardecer de un viernes me recibió en Miami, con el 911 Targa listo y dispuesto para arrancar desde el mismo aeropuerto. Por supuesto, lo primero que hice fue descapotarlo. No habÃa otra forma de emprender la aventura, sobre todo cuando el clima invitaba.
Fue entonces cuando tuve mi primer reparo, pues el sistema de apertura del techo -en estricto rigor, hasta la hermosa y curva luneta trasera- sólo se podÃa realizar con el auto detenido, no como otros modelos que permiten accionarlo en movimiento, a velocidades de hasta 50 km/h. Operación que, además, tardó alrededor de 20 segundos.
Ya a cielo abierto me dirigà a Ocean Drive, una de las zonas más populares y animadas de Miami, ideal para ir a cenar, tomar una copa, bailar y, también, lucirse arriba de un convertible. La transitada y famosa avenida asà lo ordenaba.
El Targa está tan bien acabado como cualquier otro 911, con alcántara que recubre varias partes del habitáculo. Asimismo, mantiene una gran cantidad de botones, lo que toma un poco de tiempo poder manejarse con cierta rapidez y seguridad en marcha.
El dÃa siguiente lo dediqué a pasear por zonas más residenciales y autopistas. La verdad es que anduve la mayor parte del tiempo capotada, pues el calor y la humedad no eran buenos amigos para circular sin techo. De esta manera, me di cuenta del nivel de insonorización del habitáculo, tan bueno, que apenas se escuchaba el ruido exterior.
Las posibilidades de reglaje de la suspensión y de la respuesta del acelerador, del cambio y de los controles de tracción y estabilidad a través de una perilla en el volante (Normal, Sport, Sport Plus o Individual) podÃan hacer de este 911 un auto relativamente cómodo para un viaje largo, asà como también un deportivo puro.
Su confortabilidad y suavidad de marcha realmente sorprendÃan, tanto como su gran dinamismo en autopista, con reacciones ágiles (mas no bruscas, ni extrañas), una dirección muy directa, una aceleración progresiva y excelentes frenos.
Y si bien los lÃmites de velocidad no permitÃan superar las 70 millas por hora (112 km/h), nunca dejé de sentir que ese poderoso motor de 420 caballos podÃa ir mucho más allá. MT